martes, 30 de septiembre de 2014









QUIERO
30/09/2014


Quiero seguir sintiendo
el olor a lluvia al amanecer.
El olor a lavanda, tomillo y romero
en el campo al atardecer.

Quiero seguir sintiendo
como crece la hierbabuena y la albahaca
en primavera.
Como corre el otoño por mis venas.
Como calienta el sol mi rostro en verano
y como enfría mis pies el invierno.

Quiero seguir amando
con toda la intensidad
y no desfallecer 
ante la adversidad.

Quiero seguir sintiendo
el mar en calma
y como la brisa lo transforma
en la gran tempestad.


Quiero seguir sintiendo.
Quiero seguir viviendo.
Quiero seguir siendo.

lunes, 29 de septiembre de 2014










A VECES
30/09/2014


A veces hablo sola,
sólo para oír el sonido de mi voz.

A veces miro al cielo,
sólo para saber que aún está ahí.

A veces paseo bajo la lluvia,
para sentir su frescor.

A veces huelo una flor,
para perderme en su olor.

Pero hoy, sólo hoy,
me permito pensar en ti.
Recordar nuestros momentos
y retornar a la soledad de mis sentimientos.

Porque . . . A veces,
siento añoranza de ti.

martes, 22 de julio de 2014









ADIOS AL RECUERDO
(19/07/2014)


Navegando en la nave del tiempo
ese que corre como el viento
y a veces va muy lento
acuden a mi en sueños
todos tus recuerdos.

Mi mente se satura
no descanso el cuerpo
ni el pensamiento.

La única manera
de seguir mi camino
en este mundo inhóspito
carente de sentido
es romper tus recuerdos
y borrarte de mi memoria.

sábado, 26 de abril de 2014









LAPSUS (hecho real)


    Manuel, un chico joven con muchas inquietudes, trabajaba como repartidor, cobrador, vendedor para una empresa que se dedicaba a suministrar librerías, colegios e institutos, de todo el material que necesitaran.
    Al final del día tenía que recorrer muchos kilómetros y mantener siempre una sonrisa amable con los clientes. Su jornada de trabajo empezaba a las 8:00 de la mañana, sabía cuando empezaba, no cuando terminaba, porque en “teoría” era a las 20:00, pero había que regresar al almacén, entregar los pedidos, el dinero de las facturas cobradas y si por casualidad había que terminar de descargar un contenedor, Manuel siempre echaba una mano. Antes de las 11 de la noche, Manuel, no llegaba a casa.

    ¿Trabajaba mucho?. Si. ¿Ganaba un buen sueldo?. Si.
Pero su vida social se vio de pronto reducida a los fines de semana. Y los fines de semana había que reponer fuerzas para lo que le esperaba durante la semana. Así que se resumía a los viernes por la noche y un ratito los domingos.

    Manuel necesitaba más tiempo libre, tenía otras inquietudes. ¿De qué le servía ganar tanto dinero?. Quería hablar con su jefe e intentar cambiar de ruta a una más corta o ampliar los días de descanso. Lo hablaría hoy cuando regresara de trabajar. Había decidido Manuel.
                                                                                                 
 Esa mañana, Manuel, llegó al almacén a las 8:00, como de costumbre. Mientras sus colegas se encargaban de cargarle el coche, Manuel fue al despacho de su jefe para recoger las facturas y la ruta de ese día. Le tocaba el norte, tenía por delante una hora y cuarto para llegar a su destino. Eso sin contar con las posibles retenciones por derrumbes en la carretera, era invierno y llevaba lloviendo cuatro días. Casi todo el trayecto era bordeando la costa, y había un tramo algo estrecho, montaña a la izquierda, precipicio al mar a la derecha, si hay un derrumbe no hay escapatoria.

     _ Cuando llegues, antes de enseñarle la factura a María, le dices que me llame, por favor. Le dijo su jefe.

Así sin mas recomendaciones a las 8:30 salió rumbo a su destino. Calculó que sobre las 9:45 estaría en la librería de María. Encendió el reproductor de música y se dispuso a conducir.

    Llevaría medio camino recorrido cuando tuvo que parar, unas palas mecánicas estaban terminando de retirar de la carretera los restos de un derrumbe causado por las lluvias. Siguió su camino un cuarto de hora después, cuando le dieron vía libre. Al llegar a la ciudad donde estaba la librería de María, vio que aun no había abierto. Aparcó el coche y fue a tomar un café. Al cabo de unos minutos vio a maría que venía por la plaza, fue a su encuentro y juntos entraron en la tienda.
Manuel le dijo que llamara a su jefe.
    Cuando Jorge, el jefe de Manuel, contestó la llamada, se extraño que fuese María, y sin dejarla hablar le dijo,

__ Hola María, mira Manuel va hoy para ahí.
__ Manuel ya está aquí y por eso te llamo, el me dijo que querías hablar conmigo. Le dijo María.
__ ¿Qué Manuel está ahí?.
__ Si.
__ Pásamelo.
__  Dígame Jorge.
__ Porque estoy hablando contigo y antes hable con María, sino, no me lo creo. ¿Qué has hecho o como lo has hecho?, ¿tu sabes la hora que es?.
__ Pues … no.
__ Las 9 de la mañana.
__ ¿Las 9?
__ Si. Tu ¿me quieres decir que atajo has cogido?
__ Pues… no lo se. Y Manuel le pasó el teléfono a María.

    Mientras Jorge y María hablaban, Manuel se preguntaba por esa hora y algo (ganada o perdida, aún no lo sabía), no sabía que había pasado con esos largos minutos y al mismo tiempo tan cortos para él, ni tampoco que había pasado con él mismo.

    Cuando por la noche llegó al almacén, se dirigió al despacho de Jorge, después de despachar las facturas y los pedidos le explicó como había sido el viaje de ida y que aún no entendía lo que había podido pasar. Jorge le dijo que lo había estado pensando y que le cambiaba la ruta, que se tomara la semana de descanso y el lunes empezaba solo en la capital y que trabajaría de lunes a jueves.

    No tuvo necesidad de hablar con Jorge sobre el cambio de forma de trabajar. Pues bienvenidos sean esos minutos perdidos o ganados.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    













ELLA, LA EMPERATIZ, O EL SENTIDO DE LA MAGIA


¿Porqué hay veces que te miro, veo que estas, pero no te siento?. Preguntó Lara la hija de Mara.

Voy a contarte una historia, le contestó Vivian. Todo empezó con una simple conversación por ordenador.

__ ¿Qué haces tu despierta a estas horas?, yo porque acabo de llegar de trabajar. Preguntó Vivian.
__ Hola,  ¿qué tal el curro, mucho trabajo?.  Contestó Mara.
__ Bueno , lo normal.
__ Pues ahora toca entonces un buen descanso.
__ Si, la niña ya duerme y ahora me toca a mi. ¿Pero te ocurre algo?.
__ No. Veras, me gusta vivir el día, pero … ¡ay! … la noche… Disfruto de su silencio, su quietud, su paz. Es entonces cuando dejo mi mente libre volar. Busco inexplorados rincones, vivo aventuras inenarrables. Contestó Mara.
__ Qué bien suena eso. Vas a tener que enseñarme.
__ Cuando quieras.
__ ¿Este finde?.
__ Este finde.
__Que descanses Mara.
__ Buen descanso Vivian.

Ese fin de semana, cuando Vivian entró en la habitación de Mara, vio cosas sin sentido y se quedó en la puerta mirándolo todo sin atreverse a entrar.

La pared de la derecha, la mitad era un espejo enorme.
Una mesita con un plato que contenía arena, conchas y piedras. Un cabecero con un sinfín de pañuelos multicolores colocados como ellos habían querido. Una cama amplia, a sus pies un perchero con sombreros de distintas épocas y usos. Collares de todos los tamaños. Delante un puff de diseño en el que descansaba una muñeca de trapo con siemprevivas amarillas y malvas. Al lado una puerta acostada encima de cuatro bloques de cemento, con una serie de cosas encima indescriptibles. Hacia la izquierda,  una mesa de trabajo. Entre la mesa y la pared, tres muñecas mas de trapo sentadas en un sillón, mirando hacia la otra muñeca. Y, pegada a la otra pared, otra puerta cansada con velas, frascos de cristal de distintos colores y formas, canicas y mas cositas de cristal.

__ ¿Cosas sin sentido, verdad, Vivian?.
__ Pues, si.
__ ¡ Venga ¡ brindemos por las cosas sin sentido a ver si se te despierta la imaginación y dejas tu mente volar libremente. Dijo Mara. Pero espera un momento.

Entonces Mara encendió todas las velas y apagó la luz y le dijo a Vivian.

__ Ven, seguro que ahora cambia tu percepción.

Entonces Vivian vio que podía caminar por la tibia arena de una playa, recogiendo caracolas vacías, entretenerse entre las rocas, para llegar a un lugar en el que lo de ayer, lo de hoy y lo de mañana se juntan para hacer una comunión con el tiempo. Habiendo pasado antes por una semi jungla de sedas de distintos colores que cuando las tocabas se movían bailando una música sin sonido.
Ese perchero de los antiguos, situado a los pies de la cama, en el que reposaban sombreros de distintas épocas y usos y un sinfín de collares de trocitos de madera multicolores, de cuentas y abalorios, tiene su historia. Fue recogido al lado de un contenedor una noche de paseo, y unas manos con mucho mimo lo cuido y ahora tiene vida propia. Le custodia la espalda a la viuda enlutada sentada en su cómodo sillón. Viuda de todos, esposa de nadie, recuerda los paseos en carruaje por los bosques de “amarimalvas”, para llegar a una puerta antigua, cansada, que se a recostado encima de cuatro bloques pintados de rojo, en la que reposan objetos cansados, papeles, estuches, farolillos con velas y mas cositas.
Hacia la izquierda, la mesa de trabajo, todo en orden y bien colocado hace contraste con todo lo demás. Entre la pared y la mesa están sentadas las tres nietas de la viuda del mundo. Cansadas de esperar respuestas a sus constantes preguntas.
A su lado y pegada a la pared, otra puerta cansada sobre cuatro bloques pintados de blanco le regaló la visión de miles de resplandores que salían como despedidos de todos los objetos de cristal alumbrados por las distintas velas encendidas.
 Aquel espejo enorme se transformó en una puerta corredera que daba a una terraza con banco, hamaca, plantas, flores, de distintos aromas y colores, los pájaros venían de los alrededores. De día la iluminaba el sol, de noche , las velas en los faroles.

En ese mundo en el que la imaginación vuela libre, Mara y Vivian decidieron unir sus vidas.

Hoy Mara no está, por eso, Vivian, gracias a la magia de la imaginación hay días que la siente muy cerca y hasta puede oler su olor.

Por eso, mi querida niña, a veces ves que estoy, pero no me sientes. Con las cosas buenas que nos suceden en la vida, tenemos siempre la sensación que son efímeras. Por eso están guardadas en nuestra memoria y su recuerdo nos hace felices.

__ ¿La echas de menos, verdad, Vivian?.
__ Si, mucho.
__  Yo también.

martes, 15 de abril de 2014










SE LE JUNTÓ EL TUYUYO CON LA RAYA ROJA


(¿Cuándo los buenos propósitos nos abandonan a dónde se van?)

   

__  ¡Qué cara mas rara traes, Lyz!

__  Pues ya ves, Adrian, hoy quería escribir algo y mira tu donde he aterrizado.

__  ¿Acaso no es este un buen puerto?. ¿Qué tiene de malo este sitio?. Ya verás te soluciono el problema en un minuto. ¡¡Dino!! Trae papel y lápiz que Lyz tiene hoy cruzao el tuyuyo con la raya roja.

__  ¿Tuyuyo con la raya roja?, ¿qué es eso Adrian?. Preguntó Dino.

__  Pues que tiene la inspiración que se le sale.

__  ¡Ah!.

__ Toma Lyz, aquí tienes tus herramientas, jajajaja.

__ Eres de lo que no hay Adrian.

__ Venga empieza …

__ Voy.

Hoy quiero que sientan lo que se siente con una de las conversaciones de Adrian cuando nos juntamos en el bar de Dino a tomar algunas cervezas. Porque es que las conversaciones de Adrian son especiales, quizás es él, el que las hace así de especiales.

__  ¡Anda!, si el rollo va por mi. Interesante, sigue,  sigue …

  La historia que voy a contarles hoy empezó un día que me encontraba en el trabajo a punto de salir,

__  O sea, hoy … ahora.

__  Si, Adrian.

Eran ya las ocho de la tarde y tenía ganas de llegar a casa. Salí con el sano propósito de ir directamente allí, sin pasar por Dino’s.

­__  ¡Qué bien!!, y mientras tanto, yo aquí, muerto de asco. Te parece bonito ¿no?.

__   Espera Adrian. Deja la impaciencia.

  Suelo preguntarme algunas veces que es lo que me atrae de este lugar, al fin y al cabo es un bar como otro cualquiera, tiene taburetes, sillas, sillones, mesas, una barra, luces, gente, humo, licores, cervezas, música, en fin, todo lo que un bar normal y corriente tiene, Lo único que no hay en otro lugar pero si en Dino’s es que allí está mi amigo Adrian.

__  Menos mal, ya empezaba yo a mosquearme, sigue, sigue …

  Suele llegar a eso de las tres de la tarde, pide una cerveza y se acomoda en su rincón y allí sentado espera pacientemente a que aparezca yo, y si no lo hago se limita a consumir cerveza tras cerveza hasta que el propio Dino le avisa que es ya la hora de cerrar. Entonces Adrian levanta su esquelética figura del cómodo sillón y se marcha a su casa a esperar …

__  Ya, muerto de asco, sin haberte visto … y, con un cuerpo “esponjosito”, será el lúpulo.  Tu sigue.

… las cuatro de la tarde del día siguiente para ver si ese día me digno aparecer, cosa que dicho sea de paso, hago con bastante frecuencia.

__  No tanta, guapa, no tanta, que a veces paso días sin verte.

__  Tampoco es tan grave, ¿no?.

__  Depende, yo necesito verte. Tu lo sabes.

__  Ese tema ya lo hemos hablado Adrian, y creo que ha
 quedado muy claro, ¿no?.

__  Sí, pero te dije que seguiría insistiendo.

__  Bueno. ¿Puedo seguir con la historia?.

__  Por favor, no faltaría más.

__ Gracias.

Pero ese día, …

__  O sea, hoy.

__  ADRIAN.

__  Vale. Me callo.

… les aseguro que salí con el sano, sanísimo propósito, de no ir a Dino’s. Pero como todos los sanos propósitos, no sé qué es lo que pasa con ellos que cuanto más sanos son, menos se cumplen, pues así, de esa manera, sin darme cuenta me encuentro sentada cómodamente frente a Adrian, consumiendo la primera cerveza de la tarde-noche en el bar de Dino, contándole una historia rara a Adrian.


  Antonio no vivía en una casa de las que llaman inteligentes,    ¡ qué va !, su casa era lo siguiente a inteligente.
Las puertas no tenían llaves, se abrían por el sonido de la voz, de su voz.
Las persianas, cortinas y ventanas se abrían y cerraban con un mando, el cual también controlaba las luces y su intensidad, el aire acondicionado o la calefacción, dependiendo de la estación.
Al caminar descalzo por la casa, las baldosas se iluminaban cuando pisaba en ellas y se apagaban al alejarse. Los grifos y la temperatura del agua eran controlados también por un pequeño mando. La piscina estaba integrada dentro de la casa. Las teles, los electrodomésticos, los ordenadores, todo funcionaba gracias al suministro eléctrico.
Antonio era controlador aéreo y un sibarita de las nuevas tecnologías.

  Esa tarde, después de un ajetreado día de trabajo, llegó a casa se puso ropa cómoda, era verano, hacía calor, encendió el aire acondicionado, además el servicio meteorológico había anunciado altas temperaturas para el fin de semana, así que se acomodó en su sillón con una cervecita fría, encendió la tele y se dispuso a pasar una tarde-noche de relax, era viernes y tenía por delante dos días libres.

__  ¿Una casita normalita, no?.

__ Una casita, que yo no quisiera para mi jamás, Adrian.

  Antonio se durmió en el sofá, el documental de la tele lo sumió en un sopor y al final el cansancio pudo con él. Cuándo se despertó estaba bañado en sudor y la oscuridad había invadido la habitación. El mando que controlaba casi todo, no respondía. Se extrañó, normalmente suele saltar el generador cuando hay un corte de luz. Fue a mirar el cuadro de luces y las palancas estaban bajadas, intentó subirlas pero era inútil, no había suministro eléctrico y tampoco había recargado de combustible el generador, y ahora no podía hacerlo porqué el gasoil necesario estaba fuera, en el cobertizo. Intentó llamar por teléfono, pero tampoco había línea.

  Ya era de noche, no veía nada y a duras penas encontró una vela y unas cerillas. El calor empezaba a agobiarlo. Quiso hacer algo de comer, pero al abrir la nevera congelador, se dio cuenta que todo lo que había en ella, era comida pre-cocinada, para calentar en el micro ondas o en el horno, salvo algunas cervezas que ya empezaban a estar calientes. Así que, no había que comer.
Pasó la noche en el suelo, delante de la nevera abierta, era una manera de soportar el calor.

Pasó el Sábado con la angustia y la debilidad de no haber comido, y si esto fuese poco ahora que era Domingo empezaba a notar que le faltaba el aire.
¿En qué pensaba Antonio?. La verdad no lo se, pero ahí estaba, tirado en el suelo, sin fuerzas y casi sin aire.

Al día siguiente estaba tan aturdido que no se daba cuenta que el aire acondicionado ya funcionaba. Terminó de desvelarlo el sonido del teléfono.

__  Diga.
__  ¿Don Antonio?.
__  Si.
__  Le llamo del banco __ , créame que sentimos mucho lo ocurrido, pero hubo un error humano y su recibo de la luz fue devuelto por error. Si le hemos ocasionado alguna molestia, créame que lo sentimos mucho.
__  Ya, ¿Y si hoy llega a ser festivo?. Su error humano estuvo a punto de ocasionar una pérdida humana.

Ese día Antonio no fue a trabajar, llamó a su amigo jefe de obras y le pidió que quitara todo lo que en su casa fuese eléctrico y pudiera sustituirse por algo no tan inteligente.

__  Ahora dime Adrian, ¿aún quieres una casita así?.












sábado, 12 de abril de 2014

WALTER 2

Con el transcurrir del tiempo, llegó su gran día. Walter ya no era aquel de las pesadillas, aquel que un pié pedía permiso al otro para poder andar.

Solo le hicieron dos preguntas en una:

“Descríbanos lo que siente por Diana y díganos , si le damos el alta, ¿qué piensa hacer con su vida?”.

No se encontraba nada nervioso, todo lo contrario, estaba feliz y pletórico, ¡ por fin!, podría recuperar su vida. Ya no esperaba palabras amables para seguir adelante.

Walter contestó:


El sonido del respeto es el silencio, ese que muchas veces no queremos escuchar porque nos lleva a nuestro mas profundo yo.   Donde los miedos nos confunden,  donde nuestra verdadera realidad nos asusta.  Es entonces cuando nos llenamos de ruidos innecesarios, de teles encendidas sin ton ni son, de música que muchas veces ni nos gusta ni le prestamos atención. Nos saturamos de ruidos y levantamos la voz para ser escuchados,  ya  que nos damos cuenta que  al oír el silencio  hay muchos sonidos en él, el latido de nuestro corazón, el de nuestra respiración, el de nuestra mente que está en constante movimiento, y no queremos escuchar nada relacionado con nosotros mismos. Nos respetamos tan poquito. No nos hacemos caso.

 De todas formas para un oyente es muy difícil encontrar el silencio absoluto, no se puede, siempre habrá sonidos en nuestra mente. Pero si solo fuésemos capaces de llenarnos de uno y navegar dentro de nosotros descubriríamos aquello que queremos ignorar y si a demás lo analizáramos, cambiaria nuestra vida. Ser consciente de nuestro propio inconsciente. 

Diana no se atreve a pensar
por si su propio pensamiento
le cause
rabia, dolor y arrepentimiento.

No se atreve a hablarme
por miedo a que
puedan herir su ego
las palabras
que yo pueda pronunciar.

No se atreve, no.

Lo que no sabe
es que su propia cobardía
hace que día a día
se la tenga más presente
de forma distinta
de forma diferente.

Ya no duele
pensar en ella.

En cuanto a qué hacer con mi vida …
Ya no puedo ser piloto, ni ver de cerca las estrellas, pero si puedo tocar otro tipo de estrellas. Aquellas que están perdidas, aquellas que no se encuentran, aquellas que están igual o peor a como estaba yo cuando llegué.
Quién mejor que alguien que ha pasado por ese sin vivir, para poder llegar a lo más adentro de esos seres que con una sola mirada, te suplican que los entiendas y los ayudes.


Aquel tribunal, evaluó, valoró y aprobó el alta de Walter. ¿Se convirtió en piloto?. Si, enseñando a los demás a navegar en la vida a través de su mundo interior.





EL EXPEDIENTE
 (Vanessa)
 
  El sol de la mañana se reflejaba en los cristales del nuevo edificio de corte moderno.    Tras varios años en construcción, había llegado el día de la inauguración del nuevo Centro de Tratamiento de Expedientes. Philippe lo miraba ensimismado. Aquel era un día muy      especial. Su primer día de trabajo. Bien es cierto, que llevaba 20 años en el servicio, pero aquel era el primer día de una nueva etapa.
 
Tras una serie infinita de informes, en los que hacía constar las bondades de un centro    modernizado, frente a las desventajas de su antiguo centro, le habían hecho caso y aquí    estaba la nueva sede. Ya lo había visto en los planos. El nuevo edificio contaba con todas  las comodidades: escritorios amplios con bandejas a diferentes alturas, estanterías con     todo un repertorio de carpetas y folios de colores, troquelados y sin troquelar, con mem- brete y sin él. Sabía que también habría un almacén de material de oficina: bolígrafos,    lápices, y lo mejor de todo: tampones de todo tipo, con tinta en varios colores... ¡Ah, qué  maravilla! Casi podía oler el papel...
 
Atrás quedaban los días en los que todo se hacía con ordenador. Se acabaron los "ya se lo mando por mail" o los "en unos días recibirá una respuesta por sms". No. Se acabó. Al fin y al cabo, ya lo decía el Reglamento:
 
"... El expediente tiene prioridad absoluta. Éste debe estar completo y correctamente     cumplimentado. Este aspecto es más importante que el tiempo que se tarde en tramitar. Se podrá reclamar toda la documentación necesaria para cumplir este punto...
 
...El soporte preferido para aportar la documentación será el papel. En la medida de lo posible se evitará el resto. Siempre que sea posible, se preferirán copias con sello que les   aporten autenticidad..."
 
¿Cómo podía hacer esto si tenía que lidiar con aquellas horribles máquinas, que guardaban los documentos no se sabe dónde? Cada vez que tenía un problema, debía recurrir a los      Informáticos, lo cual le suponía una degradación porque para el suponía perder el control de sus expedientes. Sin embargo, ahora sería fácil. A partir de aquel día, manejaría        PAPELES, preciosos y obedientes papeles. Ahora tendría más poder que el ciudadano, y   eso lo llenaba de satisfacción. Ahora podría decirle que la copia no era válida y que         tendría que volver al día siguiente con otra en la que se viera bien la esquina del DNI. O  quizás rechazar una foto porque la habían traído en un formato equivocado. ¿Es que nadie se lee las listas de documentación necesaria? Bueno, es verdad que no siempre está todo  en ellas, pero es que los expedientes son caprichosos...
    
Ya se imaginaba el depósito de expedientes. Largas filas de subcarpetas colgantes, ordenadas por colores con sus respectivas pegatinas que les otorgan prioridad. ¡Ahhh!
 
¡Las ocho! Debía entrar y empezar su jornada. Ya empezaban a llegar las primeras víctimas del sistema, impresionadas por la nueva fachada. Aquel iba a ser un gran día,...después del café.






























jueves, 10 de abril de 2014






MEMORIAS EN AZUL
2014


Tímida golondrina
vuelas bajo, vuelas alto.
Te diviertes con el viento,
montaña rusa de tus juegos.

El petirrojo en los Tarajales
con su silbido repetitivo
te invita a buscarlo.
Lo encuentras, te acercas.
Te mira, baja la cabeza
y se pierde en el azul.

Una abeja en el moral
el sonido de la vibración
el continuo y rápido aleteo.
Un mantra envolvente
es su lenguaje.
Si se altera el aleteo,
la armonía se resiente.
Así de frágil es el amor,
"Musa Lyz". 

sábado, 5 de abril de 2014











REVISANDO MIS CUADERNOS
2014


Al pasar tus páginas
revivo mi vida.
En el transcurrir de los años
una constante se manifiesta,
pasar página y empezar de nuevo.

Esta vez
me tomaré mi tiempo.
Ahora escucho y leo
palabras que me resbalan.
No creo en nada,
ni creo en nadie.

Para expresar  todo lo que siento
me faltan horas.
Se acumulan las ideas
se saturan las neuronas.

Todo se resume a:
Erase una vez
hace ya un tiempo
una Princesa llegó a mi.
Como vino, se fue.

Ahora nadie escucha
lo que tengo que decir.

Solo mi gata de ojos azules
me aguanta y me soporta,
se acuesta a mi lado
y su ronroneo
me invita a dormir.







SOLO ESCRIBO PARA DEJAR DE PENSAR
2014


     Todo lo que aquí relato está visto bajo mi punto de vista y por supuesto es mi opinión. Me falta el punto de vista de la otra parte y su propia opinión. Pero no puede ser en estos momentos, porque esta persona ha entrado en un proceso hermético total.

     “Alguien” me dijo en una ocasión, ¿porqué no escribes algo sobre lo nuestro?. Al principio me pareció una buena idea, pero la verdad es que no es nada fácil, sobre todo en las actuales circunstancias.

    Nos enamoramos en la distancia, compartíamos juegos, hablábamos mucho, hasta altas horas de la madrugada. Éramos felices, o por lo menos eso queríamos creer.
    Para mí, la situación empezó a no ir todo lo bien que debería  a partir  de nuestro segundo encuentro. Cinco meses felices y de pronto la duda. Yo no entendía y sigo sin comprender porque, si de verdad me amaba como decía, como era posible que faltando  horas  para mi partida, me viese sentada en un sillón y el ser maravilloso al que amaba se entretenía jugando ante un ordenador. La verdad me preocupe, me sentí un mueble más que formaba parte de la decoración,  y pregunte. Cuando justificó su actitud, pues yo creí lo que me contó, era verano y hacía mucho calor. No le di más vueltas al asunto. Al día siguiente cogí un taxi para ir al aeropuerto. ¿Segundo indicio?, tal vez. Pero en esos momentos no piensas que pueda ser un dato de que algo no iba bien, se tiende a justificar. También en esos días me hizo prometer que si algún día lo nuestro terminaba, quería mi amistad. ¿Porque pedirlo?,  cuando se supone que todo va bien y eres feliz, ¿Porque pensaba que podría acabar?.
    Una vez de vuelta en casa y a muchos kilómetros de distancia, seguíamos hablando, nos veíamos a través de los modernismos de la comunicación. Nos llamábamos, hasta que un día mis llamadas empezaron a molestar. Empezó por la llamada de buenas noches, un buen día se apagó. Luego si en todo el día no sabía nada y se me ocurría llamar, esa llamada molestaba, contestaciones con monosílabos o en su lugar la llamada era contestada por otra persona. Yo solo quería saber si estaba bien, solo eso. Así que deje de llamar.
    Ya no había conversaciones largas, simplemente ya no había conversaciones. Cuando preguntaba si todo iba bien, su respuesta era:  “Que si, pesada”. Empecé a escribir lo que sentía,  “Detalles del corazón”, “Tonos grises”. Pero incapaz de escribir algo más, no había inspiración.

    El día que recibí la llamada del adiós, casualidades de la vida o no, cumplíamos un año. Ese “Creo que deberíamos de dejarlo…”, me partió en dos. Hay cosas que guardaré solo para mí, no hay porque hablar de dolor ni de sufrimiento, ya que cada parte tiene el suyo.
    Hoy por hoy, no sé cómo se siente, no sé lo que piensa. Me gustaría saberlo, pero nuestra comunicación se limita a un “hola buenas tardes, ¿Cómo estás?”, pero siempre soy yo quien da el primer paso, sus respuestas,  son respuestas de compromiso, o de no querer hablar.
    Por eso escribo para poder dejar de pensar. Pero he de decir que si volviera el tiempo hacia atrás, volvería a enamorarme de esa misma persona, aunque la historia terminase igual. Porque lo vivido fue bonito y permanecerá en mi hasta que deje este traje prestado.
   El amor no tiene fin, es eterno, lo que termina son las relaciones.

    Fui feliz, muy feliz.




viernes, 4 de abril de 2014








LA MIRADA
2014


Pregunto: ¿Qué tal?.
Respuesta: Muy bien.

Pero los ojos ... 
Ay!! los ojos.
Son tan verdaderos,
no saben mentir.
Solo dicen la verdad.

Los labios sonríen.
Pero, la mirada ...
Ay!! la mirada.

Mirada de tristeza,
de angustia interior.
Mirada de dolor.
Mirada que se pierde
en los confines del horizonte.