SOLO ESCRIBO PARA DEJAR DE PENSAR
2014
Todo
lo que aquí relato está visto bajo mi punto de vista y por supuesto es mi
opinión. Me falta el punto de vista de la otra parte y su propia opinión. Pero
no puede ser en estos momentos, porque esta persona ha entrado en un proceso
hermético total.
“Alguien” me dijo en una ocasión, ¿porqué no
escribes algo sobre lo nuestro?. Al principio me pareció una buena idea, pero
la verdad es que no es nada fácil, sobre todo en las actuales circunstancias.
Nos enamoramos en la distancia,
compartíamos juegos, hablábamos mucho, hasta altas horas de la madrugada.
Éramos felices, o por lo menos eso queríamos creer.
Para mí, la situación empezó a no ir todo
lo bien que debería a partir de nuestro segundo encuentro. Cinco meses
felices y de pronto la duda. Yo no entendía y sigo sin comprender porque, si de
verdad me amaba como decía, como era posible que faltando horas para mi partida, me viese sentada en un sillón
y el ser maravilloso al que amaba se entretenía jugando ante un ordenador. La
verdad me preocupe, me sentí un mueble más que formaba parte de la decoración, y pregunte. Cuando justificó su actitud, pues
yo creí lo que me contó, era verano y hacía mucho calor. No le di más vueltas
al asunto. Al día siguiente cogí un taxi para ir al aeropuerto. ¿Segundo
indicio?, tal vez. Pero en esos momentos no piensas que pueda ser un dato de
que algo no iba bien, se tiende a justificar. También en esos días me hizo
prometer que si algún día lo nuestro terminaba, quería mi amistad. ¿Porque pedirlo?,
cuando se supone que todo va bien y eres
feliz, ¿Porque pensaba que podría acabar?.
Una vez de vuelta en casa y a muchos
kilómetros de distancia, seguíamos hablando, nos veíamos a través de los
modernismos de la comunicación. Nos llamábamos, hasta que un día mis llamadas
empezaron a molestar. Empezó por la llamada de buenas noches, un buen día se
apagó. Luego si en todo el día no sabía nada y se me ocurría llamar, esa
llamada molestaba, contestaciones con monosílabos o en su lugar la llamada era
contestada por otra persona. Yo solo quería saber si estaba bien, solo eso. Así
que deje de llamar.
Ya no había conversaciones largas,
simplemente ya no había conversaciones. Cuando preguntaba si todo iba bien, su
respuesta era: “Que si, pesada”. Empecé
a escribir lo que sentía, “Detalles del
corazón”, “Tonos grises”. Pero incapaz de escribir algo más, no había
inspiración.
El día que recibí la llamada del adiós,
casualidades de la vida o no, cumplíamos un año. Ese “Creo que deberíamos de
dejarlo…”, me partió en dos. Hay cosas que guardaré solo para mí, no hay porque
hablar de dolor ni de sufrimiento, ya que cada parte tiene el suyo.
Hoy por hoy, no sé cómo se siente, no sé lo
que piensa. Me gustaría saberlo, pero nuestra comunicación se limita a un “hola
buenas tardes, ¿Cómo estás?”, pero siempre soy yo quien da el primer paso, sus
respuestas, son respuestas de
compromiso, o de no querer hablar.
Por eso escribo para poder dejar de pensar.
Pero he de decir que si volviera el tiempo hacia atrás, volvería a enamorarme
de esa misma persona, aunque la historia terminase igual. Porque lo vivido fue
bonito y permanecerá en mi hasta que deje este traje prestado.
El amor no tiene fin, es eterno, lo que
termina son las relaciones.
Fui feliz, muy feliz.
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