miércoles, 27 de marzo de 2013




WALTER
(Divagaciones)

I

Walter acababa de despertarse, si, se había acostado muy temprano el día anterior y dormido toda la noche de un tirón, cosa rara en el desde hacía, no se cuánto.



___ ¿Habían desaparecido aquellas pesadillas que le hacían  temblar y gritar entre sueños, despertándose en sudor y tan agitado que era incapaz de relajarse, tranquilizarse aunque solo fuese un poco para poder reconstruirse y poner en orden su mente para poder seguir descansando?. Se preguntaba.

Era posible que así fuera, sin embargo sus ojos se abrían sin prisas y los párpados cargados de ese cansancio que invita a seguir durmiendo, los volvía a cerrar. Su respiración se hacía pesada y lenta, creyó haberse vuelto a dormir, incluso haber soñado con no se que cosa. Pero cuándo volvió a abrir los ojos, tan solo habían transcurrido cinco minutos. Esto le hizo enfadarse consigo mismo, revolverse en la cama buscando una postura mas cómoda como si con ello lograra apartar de si la sensación de malestar que le produjo aquel extraño sueño de unos cuantos minutos.

Cuándo al fin encontró la postura idónea, fijó su mirada en el trozo de pared lisa y blanca que veía desde su posición, tan solo resaltaba de aquel desierto blanco, un enchufe, el cual, al tirar Walter del cable de la lampara, había desencajado, y ahora aquel montón de cables de distintos colores, impulsados desde lo mas profundo de la pared por un invisible resorte, crecía como tratándose de un horrible gusano multicolor de cabeza cuadrada y ovalados ojos verticales.
Sintió repugnancia por aquella cosa inmóvil e inerte, pero cuidado, parecía cobrar vida y pronto empezaría a subir por aquella pared dejando tras de si un rastro de algún color indefinido, La angustia de Walter se hacía cada vez mas patente.

___ ¿Y si en vez de subir, baja y arrastrándose por el frío suelo, sube por alguna de las patas de la cama y llega junto a mi? ... Se aferró a la sábana con la esperanza de que aquel bichejo pasara de largo.

Llegó a sentirse asqueado, sucio y sobre todo, abatido, había luchado con todas sus fuerzas contra aquel baboso bicho rastrero de patas largas, cuerpo blando, frío y pegajoso. Lo había vencido, había logrado que aquellos grandes ojos verticales no le miraran fijamente. Si, esta vez la lucha estaba ganada. Simuló una sonrisa,dio media vuelta e intentó dormirse pensando en la última batalla que tuvo consigo  mismo, cuándo arrancó la cortina de la ventana y en su lugar había colocado la manta de su cama, no le importaba el frío que pasaba por las noches, era mas importante para el, cubrir aquel agujero negro por dónde venían aquellos pájaros a picotearle y a revolotear por encima de su cabeza. No tenían que entrar, ahora no, ya no tenía fuerzas suficientes para mantener otra lucha. Tenía que dormir. Luego cuándo recuperara sus fuerzas ya podrían venir aquellos ... pa...jarra...cos...


II

Cuándo Walter soñaba con Diana, siempre su despertar era sereno, y, hasta podía levantarse de la cama, caminar hacía la ventana, distinguir entre el día y la noche, entran en el cuarto de baño para dedicarle algunos minutos a su aseo personal y sentarse a la mesa para, por lo menos intentar comer algo por si mismo.

Cuándo esto ocurría, Walter recordaba los días en que iba a buscarla y ella no estaba y se quedaba esperándola en el porche de la casa, admirando el jardín y deleitándose con los rayos del sol que intentaban penetrar su piel invadir su interior. Muchas veces se preguntaba "¿Sería posible darle la vuelta a la piel de la misma manera que se hace con un jersey?..., si eso fuese posible, ¿que aspecto tendría el ser  humano?" ... Entonces llegaba a la conclusión que el aspecto sería solo el que cada uno quisiera ver.

Aquel lugar dónde Walter esperaba era bastante tranquilo y el interior que se percibía a través de aquella ventana, le hacía recordar tantas cosas ... Sus recuerdos fueron interrumpidos por dos de a dos con mucha prisa. Walter los vio alejarse y a penas desaparecieron surgió uno de a cuatro casi sin hacer ruido pero no era el que él esperaba. Luego pasó otro de a dos con tanto ruido que hasta los pájaros de los arboles mas apartados del camino se asustaron y levantaron su vuelo. Poco tiempo después apareció uno de a cuatro con el de a dos que Walter esperaba, y tras el uno de a tres arrastrando a uno de a dos.

Walter amaba a Diana. Pero Diana no quería que Walter la amase, no sabía como hacérselo entender, tenía miedo de sentirse amaba, o ¿mas bien, era miedo a la responsabilidad que encierra el significado Amar?.
De cualquier forma eso ya no tenía importancia, sobre todo cuando su mente lo transportaba a esas alturas cósmicas dónde se pierde el sentido de las cosas y todo, absolutamente todo, tiene vida y cambia constantemente de color.
Eso era todo lo que Walter podía recordar. Ni su infancia, ni su adolescencia, ni siquiera el significado de aquellos puntos negros en sus brazos. Tan solo sus pesadillas, las luchas contra aquellos invasores de sueños y los días que esperaba a Diana en el porche.
Su mente atiborrada de caramelos, como le decía aquella mujer de blanco, ya no podía mantener el orden, su cuerpo inactivo se había convertido en un fardo mal hecho de huesos recubiertos por una fina piel.
Prácticamente ya no quedaba nada de aquel bello muchacho de 22 años, que quería ser piloto, que quería ver y tocar las estrellas de cerca y sentirse libre.

La ultima vez que lo vi, caminaba `por un pasillo de piso plástico, paredes blancas y luces de neón. Caminaba, si, pero pidiéndole permiso a un pie para poder adelantar el otro. Hasta el pijama blanco que llevaba, parecía darle ánimos para que siguiera adelante. Pero Walter, ya no escuchaba, se había acomodado a sus errores y no tenía intención alguna de salir de ellos.
Había perdido a Diana, había perdido sus ilusiones ... Había perdido su vida.

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